¿Quién decide tu éxito?

Blog 07jul
Empoderamiento / Emprendimiento / Espiritualidad

¿Quién decide tu éxito?

Estamos tan acostumbradas a que nos digan cómo tenemos que vivir nuestra vida que cuando queremos tomar nuestras propias decisiones no sabemos ni por dónde empezar. Y más aún, no tenemos ni idea de qué significa el éxito y qué es para nosotras.

Durante años nos hacen pensar que el éxito en la vida es estudiar, conseguir un trabajo fijo, casarse, comprarse una casa y un coche, tener varios hijos porque con uno no es suficiente. Y así vamos, pensando que por más cosas que logremos nunca es suficiente.

¡Nada más lejos de la realidad!

Llega un día en el que todo eso que te han dicho ya no te vale, quieres algo diferente, ni más ni menos, diferente. Ya no necesitas cantidad sino calidad. Pero para llegar ahí, por desgracia, tenemos que pasar por una pérdida de algo que nos lleve a un duelo. Una separación, un aborto, una pérdida de un familiar, un trabajo no logrado, una carrera frustrada, etc.

Necesario no es pero algo ocurre en nuestro cerebro, como un fallo de sistema, que nos hace llegar a lo peor para buscar lo mejor. Eso que se dice de «nos movemos por placer o por dolor», bueno pues la mayoría lo hacemos por dolor.

¡Vaya locura la de nuestras mentes!

A lo largo de mi vida he querido muchas cosas y las he logrado todas, algunas más otras menos, algunas como quería otras como debía, pero he logrado todo, todo y todo. Y aún así siempre he querido más.

Y no es malo querer más, forma parte de ser humano tener objetivos y sueños, y querer cumplirlos, lo malo es no darse cuenta de que lo has logrado y, peor aún, no darle utilidad a lo que logras. Me explico.

Siempre quise tener un hijo, no me imaginaba mi vida sin al menos uno. Y después de un aborto, por fin llegó ese hijo tan deseado, y me sentía plena de ese logro. ¡Ah! pero si me paraba a pensar cómo lo había soñado, la realidad es que no llegó en el mejor momento ni en las mejores condiciones. Lo quería joven y llegó casi a los 40. Lo quería en una familia feliz y me separé cuando mi hijo tenía dos años y medio. Lo quería «perfecto», a saber qué significaba eso para mi, y en otra familia sería PAS, TDAH y superdotado.

Pero, ¿qué pasa si lo miro con amor? La vida no me dio lo que quería sino lo que necesitaba. Si lo hubiera tenido joven no habría tenido el nivel de conciencia que tengo ahora y no lo habría criado como lo he hecho ahora. Desde la separación he trabajado por construir una familia en nuestros propios términos y, aunque no vivimos juntos, nos acompañamos en el bendito viaje de la paternidad. Al tenerlo a esa edad, tuve la conciencia suficiente para saber que somos perfectos como somos, solo tenemos que aprender a desarrollar nuestro mayor potencial. Eso me hizo aprender de cómo es, de cómo soy y apoyarlo a desarrollarse y mantener sus alas abiertas.

Te pongo otro ejemplo que tiene relación con lo anterior. Mi emprendimiento.

Cuando llegué a Málaga, allá por el 2014, vine con alguien que apenas conocía, a una provincia nueva y a hacer algo que no sabía, emprender. ¡Kamikaze es poco!

Si algo tenía claro es que para ser madre necesitaba tener un trabajo que me permitiera estar con mi hijo porque no quería que nadie extraño me lo criara, pues aquí no teníamos familia. El emprendimiento era perfecto. Lo que no sabía era cómo lo íbamos a hacer. Toda mi vida lo que había hecho, y se me daba muy bien, era estudiar y trabajar para otros, por más motivación e ideas que tuviera para crecer yo o hacer crecer los negocios de otros.

Empezamos a emprender, queríamos ayudar a las personas a lograr su equilibrio con nuestras terapias holísticas y nuestras prácticas orientales. Pero en esta zona la gente estaba «feliz» con la cervecita, el espeto y la playa. Así que, entre lo que no sabíamos hacer y lo que no quería nuestro público. Fracaso total.

Lo justo para que siguiera buscando porque tenía claro que no pararía hasta lograrlo. Había quemado mis barcos y volver a un trabajo no era una opción. Algo así como Elon Musk que ve el fracaso como una oportunidad para comenzar de nuevo y el trampolín del éxito. Entonces no lo conocía pero la mentalidad ya la había empezado a dirigir hacia ese pensamiento de poder.

Para hacerte la historia corta te diré que en el camino he ganado, he perdido y he aprendido, mucho, muchísimo. Tuve que probar varias cosas hasta que encontré aquello que iba de verdad conmigo y era capaz de hacerlo cada día de mi vida aún sin ganar nada por ello. Ahí encontré mi propósito.

He tenido meses de ganar 10.000 euros y meses de no tener ni para comer, literal, pero siempre ha aparecido la manera de seguir adelante. Y estos meses desde que murió mi madre, hace nueve meses, no han sido los mejores en el negocio. La realidad es que estaba muy ocupada en mantenerme a flote y que mi vida siguiera adelante.

Si bien no ha sido el mejor momento económico de mi negocio, sí ha sido uno de los más exitosos en cuanto a creación, materialización, evolución, etc. Hemos crecido enormemente, hemos tenido alianzas increíbles, clientes que han llegado para quedarse porque repiten una y otra vez. Y eso de la fidelización es de las cosas más importantes y difíciles de conseguir.

Lo que sí he podido con mi negocio es criar a mi hijo en mis términos, dedicándole todo el tiempo que ha estado conmigo, vivir en el lugar que he decidido en cada momento, trabajar en los horarios que mejor me convenía, muchísimo pero con los turnos que yo me he marcado, conocer personas de todo el mundo y ayudar a mujeres al otro lado del charco, como me gusta decir cariñosamente, no solo de este lado del mundo.

Podría seguir contándote historias de cómo he logrado todo lo que he querido. Pero haciendo un balance te digo que sí, que sí he logrado el éxito en mi y en mi vida, también en mi negocio.

Tenemos que cuidar nuestras expectativas porque sino no vamos a ser capaces de reconocer todo lo que hemos logrado. Y todo parte desde el amor, a lo que has logrado y sobre todo, amor a ti misma. Si tú no te quieres, ¿quién te va a querer?

¿Fácil? no, fácil no es, para nada, pero sí es sencillo si entiendes la vida y te dejas acompañar de iguales con las mismas inquietudes y de mentores que te guíen.

Las personas de las que te rodeas en este proceso de evolución es muy importante, porque el emprendimiento si algo es, es un camino de crecimiento personal y AutoTransformación por encima de todos.

Desde que enfermó mi madre solo ha habido una persona que ha estado a mi lado prácticamente todos los días, aún en la distancia, y esa persona es mi mentor. He llorado, he reído, he querido abandonar, he querido comerme el mundo,… y siempre ha estado acompañándome para que no tire una única toalla, la de mi amor por mi. Imagínate lo importante que es tener cerca a alguien que te apoye desde ese lugar.

Antes yo acompañaba a las mujeres a lograr todo lo que soñaban y lo conseguían, puedes imaginarte ahora el poder que tengo para seguir haciéndolo. ¡No me para nadie! ¡Y a ellas tampoco!

A la pregunta que te hacía al comenzar hoy, ¿quién decide tu éxito?, ya te puedes imaginar cuál es la respuesta, solo ten cuidado de que ni siquiera tú seas capaz de decidirlo. A veces ya lo tienes y no te das cuenta.

Se hace larga ya la entrada de esta semana, dejo más historias para otro día. Solo te puedo decir que este camino, porque así tienes que entenderlo, como un camino no como un destino, merece mucho la alegría. No hay ningún lugar al que llegar, solo viajar hacia tu Ítaca personal e intransferible. Otro día te cuento lo de Ítaca. Si me sigues en redes sociales ya sabes por dónde voy, sino tendrás que esperar.

Tú también puedes empezar el camino a tu Ítaca personal dándote la oportunidad de acceder al módulo ILUMINA TU FUERZA INTERIOR que brinda las herramientas necesarias para confiar en una misma, seguir tu intuición y tomar decisiones alineadas con tu propósito. ¡A partir de ahí, lo demás llega por añadidura! Empieza por AQUÍ.

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