Cuando querer sentir paz se vuelve en tu contra

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Cuando querer sentir paz se vuelve en tu contra

Es natural querer sentir paz. De hecho, cuando le preguntas a una mujer, más si es madre y más aún si también es emprendedora, qué es lo que más le gustaría, da por hecho que entre las varias cosas que te dirá, una será tener paz.

Paz porque no encuentra tiempo para nada. Todo el día a la carrera entre los niños, la casa, la pareja, el negocio, los clientes, los directos en redes sociales,… y ella, sin olvidarse de ella porque le dicen que no puede dejarse a un lado.

Y, ¿qué ocurre? Que se mete ella sola en una carrera desesperada delante de un mamut enorme pisándole los talones permanentemente. Y ahi, paz, lo que se dice paz, no hay.

Le gustaría salir de la carrera, echarse a un lado y pararse a descansar. Y en esa parada, encontrar la paz.

Pero la realidad es que no puede parar y dejar de correr porque sino el mamut se le echa encima. ¡Mal asunto!

El problema viene porque está viendo la situación desde fuera, desde lo que ocurre en su realidad, pero ¿qué pasaría si pudiera ir hacia dentro y ver la situación desde su interior?

Ahí aparecen las emociones que repite una y otra vez por un patrón aprendido. ¡Aparece el estrés! El estrés de llegar a ningún lado.

Desde la época de las cavernas aprendimos que teníamos que correr si venía un depredador a comernos. Ahí se generaba un pico de ansiedad que utilizábamos para huir. El «fallo de sistema» de nuestro cerebro hoy en día, mejor dicho de nuestra mente, es pensar que estamos permanentemente corriendo para que no nos coma el mamut.

Y asociamos paz con parar, con dejar de correr y que todo lo que tenemos «encima» no nos arrastre. Hasta que llega un día en el que entiendes que la paz nada tiene que ver con estar parada.

La paz nada tiene que ver con estar parada.

Lo que nuestra supuesta mujer quiere es parar la energía que existe dentro que no le permite sentirse tranquila viviendo la vida que tiene, sin entender que parar la energía provoca estancamiento. Y en ese estancamiento revive una y otra vez la misma realidad.

Si nos vamos a la física, la ley de la conservación de la energía nos dice que la energía ni se crea ni se destruye, sino que se transforma. ¿Qué entendemos con esto?

Que si esa mujer fuera capaz de entender que puede usar esa energía de estrés para transformar su realidad, dejaría de sentir estrés y podría encontrar la paz sin necesidad de parar. De hecho parar hasta ahora le generó más estrés.

Pero para llegar a eso tiene que dejar de pensar que su vida es una carrera con un mamut persiguiéndola, simplemente son situaciones y circunstancias que le ocurren en un momento puntual y que pasan después de un tiempo en el que pueda gestionarlas.

¿Cómo se hace eso? Fácil no es, sencillo sí. Bueno, sencillo si tienes las herramientas y el acompañamiento adecuado.

Cuando dejamos de pensar que vivimos en un mundo a lo «The Walking Dead», la tensión desaparece, el mamut desaparece y el estrés, por consiguiente, desaparece. ¡Fin de la película de miedo!

Deja de querer sentir paz y empieza a cambiar tu vibración.

Entender que vivimos por frecuencia, por vibración, cambia la manera en la que vemos el mundo, de ahí el Nuevo Mundo, entre otras cosas. Un mundo en el que vivimos desde adentro para poder manifestar fuera la vida que queremos.

Y eso es lo que aprenden las mujeres que se adentran en este Nuevo Mundo, dentro de nuestra plataforma. A cambiar la energía para avanzar hacia esa vida soñada que es sí posible pero no probable, a menos que cambien las cosas desde adentro, y eso depende de cada una.

Puedes comenzar por el principio, es decir, por entender cómo transformar esa energía (ACCEDE AQUÍ) y después irás caminando por este Nuevo Mundo para vivir y experimentar la vida que deseas de verdad, la tuya propia, no la que nadie te diga o te dijo alguna vez. ¡Es tu vida! La paz es tuya, la paz de verdad.

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